Por Ariadna Reyes
Carlos Maldonado, o Malcisne, es conocido ampliamente en la música por su trabajo como bajista, contrabajista y compositor de Los Dorados, el grupo de jazz que convive con géneros como el rock y que se ha colado en audiencias, que probablemente antes volteaban menos al jazz; cosa nada fácil. Malcisne, de talante inquieto, también colabora en otros proyectos e ideó en 2008 la Chocolate Smoke Gang, un ensamble de jazz con influencias avanzadas, donde echan humo los músicos más sobresalientes de la escena mexicana. Entusiasta por la música de Charles Mingus, -al igual que el contrabajista Ben Allison- Carlos Maldonado y la Chocolate, comparten marquesina con The Ben Allison Band, presentándose este 14 de febrero en la Sala Telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral. El concierto coincide, además, con el prelanzamiento por Itunes del primer disco homónimo del ensamble mexicano. Éste, fue grabado con tecnología binaural.
La alineación con la que me presento en Alterna Jazz, es la que viste en el video: Remi Álvarez (sax), Blair Latham (sax y clarinete bajo), Nicolás Santella (piano), Gabriel Puentes (batería), Gustavo Nandayapa (batería) y Arturo Báez y yo en los contrabajos. Alexander Bruck (viola), viene como invitado.
La Chocolate Smoke Gang surge de la necesidad de tocar y ser escuchado, comenta Carlos: Muchas veces en el jazz en México, a la hora de hacer tu trabajo, como tocar en un lobby bar o en un lugar donde aparentemente estás en un “club de jazz”-aunque la realidad es que la gente muchas veces sólo va a emborracharse-, la música ahí, sale sobrando. Entonces yo llegaba a casa, alrededor de 2008, deprimidísimo a mis 28 años y decía: -¿Te cae que esto es lo que quieres hacer de tu vida?-. O sea, ser jazzista y tocar para nadie… Y pues se me ocurrió hacer un ensamble que tuviera más que ver con el free jazz, con la música de Charles Mingus, de Ornette Coleman, de Albert Ayler. En ese entonces, Eugenio Elías programaba en el Zinco Jazz Club y me llamó para ofrecerme una fecha y me dijo: “-Quiero que vayas con un quinteto, ármate un ensamble-.” Yo le dije que iría con un quinteto pero que aún no sabía con quiénes. Y para entonces fui con Gustavo Nandayapa en la batería, Nicolas Santella en el piano, y recluté a dos jóvenes jazzistas, uno de ellos, Gerry López en el sax alto y Federico Shultz en el tenor.
El expermimento de Chocolate era justamente reclutar a chavos que les gusta mucho el jazz de vanguardia, pero ponerlos a tocar free jazz, o sea, no el jazz de moda en New York, que es muy complejo y todo, pero a la vez muy controlado y bonito. El free jazz que a mi me gusta, es el de los sesentas en particular. Digo, también hay una vena que sigue Peter Brötzmann y Charles Gayle, que de hecho se apega a mi búsqueda dentro del free jazz y la improvisación libre.
Entonces mi idea era poner en ese contexto a los jazzistas, porque tienen mucha técnica y mucho control de su instrumento, pero también les hace falta soltarse y dejar que ocurran otras cosas que ellos no sabían que podían suceder dentro de su música. Esa era un poco la tirada de la Chocolate Smoke Gang, y empezamos a tocar en lugares como el Zinco. Y en esa ocasión todavía no tenía un nombre como tal, pero ya era este proyecto. En el camerino, hablando entre todos, surgió el nombre. Primero era Chocolate Smoke Band, pero después que se empezó a hacer más grande, pues me gustó más la idea del Gang y empezamos a jalar así.
Hubo un día en que Gerry López no pudo asistir e invité a otro saxofonista que es Sergio Galván, y en otra ocasión similar, invité a Remi Álvarez a quien le encantó el repertorio y además las partes de free alcanzaron el nivel de lo que queríamos decir. Remi hizo suyo el puesto del primer tenor en la Chocolate Smoke Gang.
Al ensamble, lo veremos en Alterna Jazz con dos baterías y dos contrabajos, además de los alientos; alineación inusual…
Tavo Nandayapa estuvo girando por ahí con Saúl Hernández, y Gabriel Puentes ya me había dicho muchas veces que él quería tocar free jazz, que lo invitara. Se aprendió todo el repertorio. Cuando tocó Gabriel, en algún momento dimos por hecho que le había quitado el puesto a Gustavo, porque hizo tan bien su chamba y tenía tanto interés en la Chocolate… Pero también Gustavo regresó y nos dijo que quería seguir tocando. Entonces, como todos los músicos andamos en un montón de proyectos, sobreviviendo; las coincidencias también han sido muy sanas. Cuando no puede Tavo, puede Gabo y viceversa.
Luego, un día, Remi Álvarez me invitó a tocar en su trío, como invitado, con Arturo Báez y Gustavo Nandayapa. Arturo Báez tiene una manera muy particular de tocar el contrabajo y nos conocemos desde que teníamos 20 años, en la Superior de Música. Entonces, cuando tocamos con Remi en su trío, se me ocurrió invitar en algún momento a Arturo Báez a la Chocolate. Con él, yo disfruto mucho tocar.
La Chocolate ha adoptado una actitud contestataria, además de una propuesta estética donde tiende a prevalecer el free jazz.
Una vez me impacté en un performance de Jesusa Rodríguez, a quien fui a ver al Hábito -cuando todavía se llamaba así-. Entre el público estaba un tipo de traje que estaba sentado hasta adelante y a quien se le ocurrió estar hable y hable. Me impactó y me dio mucha risa la manera en que Jesusa lo hizo pedazos ante toda la multitud. El tipo estaba blanco, se quería ir. Dejó de hablar, por supuesto, todo el resto del performance. Ahí me dí cuenta de la importancia que tiene el micrófono cuando estás en el escenario. Porque muchas veces, como jazzista, estás tocando y nadie te está escuchando, y te lo tomas mal. Pero si tienes el micrófono, tienes el poder. Eso lo empecé a aplicar en un club, donde generalmente la gente habla mucho mientras estás tocando. Terminamos la rola y dije –“Ah, aquí tenemos a un invitado en la voz-“. El sujeto, por supuesto, se puso verde. Imagínate además la escena, con siete tipos (nosotros) vestidos de mafiosos.
Entonces, a partir de ahí, los músicos se empezaron a identificar mucho con el proyecto. Celebramos luego ese tipo de anécdotas. La Chocolate tiene esa actitud un poco como de resistencia; de ser uno mismo y de poder expresarnos a nuestras anchas, a través del free jazz y la vanguardia, en general.
La Chocolate Smoke Gang, se resiste al “hueso” y responde con un proyecto sólido, con una perspectiva y un carácter definidos.
Exactamente, en lugar de ir a un lobby bar, pues mejor voy a lugares como el 81, o a donde se pueda, pero tocando el jazz que a mí me motiva.
Mingus es figura importante en los andares de Malcisne y la Chocolate, quienes ya grabaron obra propia. Hasta en el registro de su primer álbum, destila la vena vanguardista, pues fue realizado con un micrófono binaural, tecnología con la que se consigue que la percepción del oyente sea tal y como si estuviera en el lugar y en el entorno en el que se grabó. La grabación se realizó en la Sala Xochipilli de la Escuela Nacional de Música de la UNAM.
En la Chocolate Smoke Gang tenemos un homenaje a Charles Mingus que se llama, ‘Mingus Mexican Mood’. Lo presentamos en el Centro Cultural España hace un año, justamente. Después lo presentamos en Cholula y fue un éxito.
De 2008 a 2010, fue el tiempo de tocar en diferentes lugares, con repertorio de Mingus, Ornette Coleman, algo de Herbie Hancock, piezas muy apegadas al free jazz. Pero ya a partir de 2010 empezamos a trabajar mucho más el repertorio original. Ya estaba conformada la alineación actual. Estaba Remi, Blair, quien apareció por ahí y fue un golazo. Para mí, Blair es de los mejores clarinetistas bajos en el ámbito del jazz, ademá el sax alto y tenor los toca brutal.
Dentro las composiciones, ya en el plano estético, hay mucho free jazz, pero también hay muchas dinámicas dentro de esa improvisación. Por ejemplo, hay una pieza que se llama Big Bang en la que el momento más fuerte de todo el show es un triple forte (fff) –por eso se llama Big Bang-. La dinámica es free, pero tocamos de lo más forte hasta que el propio cansancio natural del cuerpo te vaya obligando a tocar menos y más legato, hasta llegar a un triple piano (ppp); a una dinámica muy sutil. Entonces hay temas, hay desenlaces, hay free jazz, hay todo un desarrollo, pero que tiene que ver mucho con la ideología del por qué estamos ahí plantados, improvisando.
El disco lo grabamos ocho personas, aunque de repente, en las presentaciones, la alineación se mueve. Si no hay piano acústico, yo prefiero que mejor vayamos sin piano y agrego un metal. A veces también está Alexander Bruck de invitado (viola). Él va a estar el 14 con nosotros. En fin, a todas las personas que han tocado en la Chocolate Smoke Gang, las he canalizado por características musicales, pero también por actitud, vibra y presencia en el escenario. Muchas veces hay jazzistas que son increíbles, pero no te transmiten. Afortunadamente con todos los músicos que he mencionado, ha habido química. Y bueno, ya entre el 2010 y 2012 desarrollamos este repertorio (original), que ahora ya se convirtió en un disco.
El álbum no estuvo planeado en ningún momento. Por ahí ya habíamos hecho una grabación, pero a cuarteto, que no está mal, pero fue más un ejercicio de escucharnos. Pero en el momento en el que Chema Arreola me presenta a Ligia Lupercio, -que trabaja en Ocesa y además tiene otra compañía- y me cuenta del micrófono binaural, decidí invitarla a una presentación que tuvimos en el 81. La sentamos hasta adelante y salió echando chispas, diciendo: “-Vamos a grabarlos. Consigan la sala y yo consigo el micrófono binaural. Además voy a llevar 3 cámaras y un dolly… Esto vale mucho la pena-”. Nos hizo el favor, tal cual, y grabamos…
Este micrófono nunca se había usado para una grabación formal de estudio (música). Que yo sepa, es el primer disco que se graba así en México. Es para escucharse con audífonos, de modo que tú te conviertes en el micrófono, el cual, de hecho tiene forma de cabeza y las orejas son los micrófonos. Se graba estéreo.
Gerry Rosado de Discos Intolerancia, se sumó y nos hizo la producción artística. Él estuvo midiendo las frecuencias para acomodar todos los instrumentos. Nos acomodó como en una especie de caracol, como pueden ver en el video. Así que estoy emocionado, porque pues también, cada tema, tiene su propio video. Va a ser un disco doble: DVD y CD. Todo se fue dando de manera natural. Si así sigue, yo creo que pronto vamos a estar tocando en los mejores festivales, espero, dentro y fuera de México.
Espera la segunda parte…